martes, 26 de mayo de 2015

Mezquita de Córdoba 3D.wmv


Puerta del Puente

Puerta del Puente, mal llamada Arco del Triunfo

Puerta del Puente o Arco del Triunfo.

La Puerta del Puente, también conocida en Córdoba como Arco del Triunfo, es un monumento conmemorativo situado frente al puente Romano y que era entrada a la ciudad por su parte sur.

Remodelada en el año 2007 y su entorno en el año 2011, su construcción fue llevada a cabo para festejar la llegada del rey Felipe II a Córdoba. La actual Puerta del Puente se sitúa en un enclave donde antaño también se localizaron puertas romanas así como musulmana (Bab Alqantara, Bab al Wadi, Bab al Yazira o Bab al Sura).

En época romana unía la ciudad con el Puente Romano y la Via Augusta. En el siglo XVI, el ayuntamiento decidió dotar a la ciudad de una mejor puerta debido al estado en que se encontraba la que se existía desde hacía siglos. De esta manera el 18 de febrero de 1572 el ayuntamiento del Corregidor Licenciado Arteaga acuerda construir la Puerta del Puente. Los motivos esgrimidos fueron principalmente que era una de las puertas más principales de la ciudad, (era por tanto la que recibía más trasiego de personas y aprovisionamientos), y la necesidad de agrandarla y embellecerla. Los motivos renancentistas en la construcción de la puerta, fueron fuertes entre las autoridades de la ciudad, debido al interés por adecentar en su medida la ciudad.

La Puerta del Puente la comienza Francisco de Montalbán aunque pocos meses después es Hernán Ruiz III el que se hace cargo de la obra, debido a la duda que el diseño que cobraba la puerta fuera diferente al esperado. De esta manera la Puerta casi triplicó el presupuesto inicial (de 1.400 a 3.100 ducados). Sin embargo, parece ser que la obra quedó parada durante un cierto tiempo en su inicio hasta prácticamente cuatro años después, hasta el año 1576, donde Hernán Ruiz continuó con su trabajo. Sin embargo, debido posiblemente al endeudamiento del ayuntamiento y la falta de fondos, la misma quedó inconclusa.

La Puerta del Puente, antes de las obras de 2005 Liberada de las construcciones adyacentes en 1912, se reconstruyó en 1928, durante el mandato del alcalde José Sanz Noguer, y a manera de puerta conmemorativa (durante unos años se llamó Arco del Triunfo), repitiéndose por el lado interior la parte exterior.

A finales de los 50 se rebajó el nivel del terreno circundante hasta recuperar la rasante original. A principios del siglo XXI, se procede a una primera limpieza de la Puerta del Puente, además que se realizan unas catas arqueológicos en el subsuelo de la misma. Por otra parte en el año 2005, comienzan las obras de remodelación completa de la Puerta del Puente, dirigidas por el arquitecto cordobés Juan Cuenca Montilla. Estas se terminan a principios del año 2007, procediéndose a su reapertura como espacio de exposición de la ciudad y como mirador hacia el río.
Puente Romano visto desde la Puerta del Puente
 

Paseo de la Ribera

Puente Romano desde Paseo de la Ribera
Paseo de la Ribera
El Paseo de la Ribera de Córdoba (España) es un avenida peatonal que se encuentra sobre la muralla de encauzamiento del río Guadalquivir en su margen derecha a su paso por el núcleo antiguo de la ciudad, cuya calzada formaba parte de la carretera nacional N-IV hasta su circunvalación.
El Paseo de la Ribera comienza en la plaza de la Cruz del Rastro y termina en la Ronda de los Mártires. Tiene en su vertiente norte la calle Enrique Romero de Torres, la calle Consolación así como la calle Noques.
Es llamada Ribera en el plano de 1851, aunque hasta entonces era conocido como Ribera de Curtidores por los muchos establecimientos de este oficio que existía en el barrio. Fue durante parte del siglo XIX y del siglo XX un gran paseo para los cordobeses en las tardes de verano, por su cercanía al río. Conoció la Iglesia de San Nicolás de la Ajerquía, cuyo solar aún mantiene una de las puertas de entrada particulares.
Asimismo es de destacar que en la calle Enrique Romero de Torres, construida a principios del siglo XX, se celebraba la feria del ganado de la plaza del Potro. Un callejón unía ésta con el paseo de la Ribera, dando forma a un edificio donde se situaba una casa de mancebía así como el Mesón de la Madera.
Paseo de la Ribera
Historia
Construido a principios del siglo I d.C., durante la época romana, sobre el río Guadalquivir (probablemente sustituyendo a uno más primitivo de madera), tiene una longitud de unos 331 metros y está compuesto por 16 arcos de los 17 que había originalmente. Fue un importante medio de entrada a la ciudad desde la zona sur de la península Ibérica por ser el único punto para cruzar el rio sin utilizar ningún tipo de embarcación. Probablemente la Vía Augusta que iba desde Roma hasta Cádiz pasaba por él.
Desde la época de la Reconquista encontramos en un extremo la torre defensiva de la Torre de la Calahorra y en el otro la Puerta del Puente, realizado por orden de Felipe II por el arquitecto Hernán Ruiz III en 1572. En el mismo podemos encontrar la escultura de San Rafael del Puente Romano, que data de 1651, obra del escultor Bernabé Gómez del Río.
En siglos recientes, el Puente Romano se convirtió en el acceso de entrada a la ciudad para los viajeros que acudían desde el sur de la ciudad. No en vano, se situaba al final del puente en la Puerta del Puente, el fielato sur de la ciudad (Oficina a la entrada de las poblaciones en la cual se pagaban los derechos de consumo). Además, el Puente Romano fue parte integrante de la Nacional IV, siendo atravesado por aquellos viajeros que bajaban desde el centro de España hacia la zona sur, siguiendo su uso como vía de transporte hasta el 1 de mayo de 2004 cuando se cierra al tráfico de forma definitiva.

Torre de la Calahorra. Era la entrada a Córdoba desde el Sur
Reformas
A lo largo de su historia ha sufrido numerosas reconstrucciones, principalmente una en la época califal, una después de la reconquista otra a principios del siglo XX. Estos arreglos fueron más de carácter estético que estructurales. De hecho, sólo el arco número 14 y número 15 (comenzando a contar desde la Puerta del Puente) son originales. Ramírez de Arellano comenta lo siguiente:

Durante estos siglos se han hecho nuevos diferentes arcos en tiempo de don Pedro el Cruel, de los Reyes Católicos, en el siglo XVII y en el XVIII, en que le compusieron también los trozos de murallas que lo entiban a la salida del mismo. En 1702 se hicieron los dos últimos arcos bajo la dirección de Tomás Ortega y Francisco Agustín; en 1703 se solaron varios arcos, entre ellos el real, vulgarmente hondo, siendo corregidor don Francisco Antonio Salcedo y Aguirre, que cuidó mucho de esta obra; otro arco se reedificó en 1705, y por último, en 1780, el ingeniero don Bernardo Otero le hizo nuevos los pretiles o antepechos.

El 9 de enero de 2008 termina la última reforma del puente hasta la fecha, y una de las más radicales y que más polémica levantó. Dirigida por el arquitecto cordobés Juan Cuenca Montilla, la restauración no estuvo exenta de polémica debido al carácter ambicioso del proyecto que quiso devolver al puente un aspecto lo más parecido posible al original. Para ello, se limpiaron los tajamares, se descubrieron los sillares originales, se sustituyó el adoquinado por un suelo liso de granito y se rehabilitó una hornacina existente dedicada a San Acisclo y Santa Victoria. Igualmente, se recuperó el nivel original del extremo norte del puente, enrasado con la Puerta del Puente y el Paseo de la Ribera
Puente Romano en su tramo central
Elementos ornamentales
Debido a las continuas reformas que se han venido llevando a cabo en el Puente Romano durante los años de historia del puente, se desconocen muchos de los elementos ornamentales que se tuvieron a lo largo de la historia. Sin embargo, sí es posible detallar algunos de los elementos existentes desde el siglo XIX y siglo XX.
Es de destacar el San Rafael del Puente Romano, estatua de San Rafael que data de 1651 y que se encuentra en el centro del Puente Romano, la Hornacina de los Patrones, el pretil así como los bancos
Como nota anecdótica en el año 2002 y con motivo del rodaje de la película Carmen, se cambian las farolas existentes por otras iguales aunque de distinto material.
Torre de la Calahorra: Nivel superior almenado
Entorno
El entorno del Puente Romano mantiene una singularidad destacable. El Puente Romano se encuentra enclavado dentor del Sotos de la Albolafia, junto a un conjunto de molinos entre los que destacan, el también recientemente reformado Molino de San Antonio, así como la conocida albolafia o molino de agua, que es el que aparece en el escudo de la ciudad.
Promesa de amor eterno

Plaza del Potro

Plaza del Potro
La Plaza del Potro es una de las más representativas de la ciudad de Córdoba (España), situada en el barrio de San Francisco-Ribera.
En el centro de la misma se encuentra la fuente del Potro cuyo remate es la figura de un potro que levanta sus manos sujetando un cartel con el escudo de la ciudad. Esta fuente de estilo renacentista data del año 1577, y el potro con el que está rematada da su nombre a la plaza. En el Siglo de Oro era lugar de encuentro de los pícaros y maleantes de la ciudad. Hasta 1847 estuvo situada en el lado opuesto de la plaza al que hoy ocupa.
Se encuentra también en esta plaza la famosa Posada del Potro, citada por Cervantes en El Quijote, además del Museo de Bellas Artes local y el Museo Julio Romero de Torres.
Historia
Originariamente, la plaza era de planta cuadrada y se encontraba rodeada de edificios por sus cuatro costados.1 A principios del siglo XV, al fundarse el Hospital de la Caridad varió la forma de la plaza, disminuyendo sus dimensiones de un modo considerable.2 1
En 1577 se construyó la fuente del Potro, durante el mandato del corregidor Garci Suárez de Carvajal. En 1847 la fuente se trasladó desde el otro lado de la plaza hasta el lugar que ocupa en la actualidad, coronándola con la escultura de un potro.2
En la década de 1870, la Posada de la Madera, que se encontraba en el lado sur de la plaza, es cerrada y expropiada por el ayuntamiento quien la demolió para así abrir la plaza a la ribera del río.
En 1924 se colocó en esta plaza el triunfo de San Rafael, trasladado desde la plaza del Ángel.
En 1964 una réplica de la escultura ecuestre fue regalada a Jerez, con motivo del hermanamiento de las dos ciudades. Dicha réplica se encuentra en la Plazuela de Belén de la ciudad jerezana.

Rincones de Córdoba con Encanto
El duende de Julio Romero, en Rincones de Córdoba con encanto, de Francisco Solano Márquez (2003, Diario Córdoba).
La antigua posada del Potro, reconvertida por el Ayuntamiento en recinto cultural, añora sin duda el madrugador trajín de arrieros, cosarios y vendedores que dieron vida a la plaza del Potro hasta mediados del siglo pasado. Y el triunfo de San Rafael, trasplantado aquí en 1924 desde la antigua plaza del Ángel, es como el mascarón de proa de esta nave urbana varada en remotos sueños de picaresca.
La plaza se asoma a la Ribera por la calle dedicada al pintor paisajista y defensor del patrimonio artístico cordobés Enrique Romero de Torres (1872-1956), que con el buen tiempo pueblan de veladores y quitasoles los restaurantes económicos de la zona, versión moderna de los antiguas posadas desaparecidas. Pero lo más característico de la plaza, hasta el punto que le da nombre, es la fuente; la fuente del Potro.
Para el escritor costumbrista Ricardo de Montis la fuente del Potro era “la más artística de todas y la de mayor renombre por su antigüedad y por el sitio en que se halla”. Las viejas postales de color sepia la muestran muy concurrida por gentes del barrio, entre ellas hacendosas mujeres llenando sus cántaros, para lo que se valían de cañas que canalizaban hasta la boca de los cántaros el agua de los caños altos; un ingenioso invento. Hoy el agua de esta fuente ya no es artículo de primera necesidad, sino lujo del paisaje urbano.
Data la fuente de 1577, reinando Felipe II, y la mandó construir el corregidor Garci Suárez de Carvajal para mejorar el abastecimiento de agua al vecindario. Inicialmente estuvo en el lado opuesto de la plaza –donde hoy se halla el triunfo de San Rafael–, y allí permaneció hasta 1847, en que fue trasladada a su emplazamiento actual.
El recordado erudito Miguel Ángel Orti Belmonte dejó una precisa descripción: “La fuente del Potro es un pilón octogonal, con columna disminuida al capitel, taza circular con una gran piña central, con cuatro cabecitas que son los caños, y encima un potro con las patas levantadas”, que las peñas enarbolan como insignia de solapa. Y es que lo más característico de la fuente es el airoso potro que la corona, que, oscurecido por la pátina del tiempo, se encarama sobre una piña con cuatro caños, que vierten sus tímidos chorros sobre una taza circular, que desagua a su vez sobre el pilón por otros cuatro caños más sonoros; dos cuartetos de voces acuáticas, cuyo sonido transmite una agradable sensación de frescor.
Aseguran algunos eruditos que la plaza del Potro tomó su nombre de un mesón desaparecido. Y Ramírez de las Casas-Deza afirma en su Indicador cordobés que se puso el potro en la fuente “porque en aquel sitio se vendían antiguamente los potros y mulas”. Es sin duda una de las plazas más literarias de Córdoba, y tiene a gala haber sido citada en El Quijote, como recuerda el artístico azulejo colocado en 1917 en la fachada de los museos: “El Príncipe de los Ingenios de España Miguel de Cervantes Saavedra, de abolengo cordobés, mencionó este lugar y barrio en la mejor novela del mundo. Varios cordobeses con amor de paisanos y con veneración de españoles dedican este humilde recuerdo al insuperable escritor”. Pero para conocer a fondo esta plaza hay que leer El Potro y su entorno en la Baja Edad Media, del historiador José Manuel Escobar Camacho.
Al margen de la fuente, lo que más hermosea la plaza del Potro es su peatonalidad, batalla ganada por los vecinos en época del alcalde Julio Anguita, lo que permite a la fuente dominar el rectángulo sin nada que le haga sombra. Junto a ella se extiende la pajiza fachada, mitad gótica y mitad neogótica, del antiguo hospital de la Caridad de Nuestro Señor Jesucristo, que atrae a un incesante goteo de turistas ávidos de descubrir la mujer morena de mirada sombría y ojos profundos que inmortalizó Julio Romero de Torres, cuyo duende se pasea por la plaza las noches de luna llena. En la vertiente opuesta a los museos, las tiendas de recuerdos tapizan las paredes de colorines, con su oferta de postales, cerámicas y baratijas.


lunes, 25 de mayo de 2015

Templo romano de Córdoba

Martes, ‎26‎ de ‎mayo‎ de ‎2015
Templo romano de Córdoba
La ciudad española de Córdoba posee los restos de un templo romano, que fue descubierto en los años 1950 durante la ampliación del ayuntamiento.1 Se encuentra situado en el ángulo formado por las calles Claudio Marcelo y Capitulares. No es el único templo que tuvo la ciudad, pero sí fue posiblemente el más importante de todos, así como el único conocido por excavación arqueológica. Es un templo pseudoperíptero, hexástilo y de orden corintio de 32 metros de largo por 16 de ancho.
Su construcción se comenzó durante el reinado del emperador Claudio (41-54) y se terminó unos cuarenta años después, durante el reinado del emperador Domiciano (81-96).2 Supuestamente estaba dedicada al culto imperial. Sufrió algunas modificaciones en el siglo II, reformas que parecen coincidir con el cambio de ubicación del foro colonial.
En la zona ya habían sido encontrados elementos arquitectónicos, tales como tambores de columnas, capiteles, etc. todo ello de mármol, por lo que la zona era conocida como los marmolejos. Esta zona de Córdoba pudo constituirse entre el siglo I y el siglo II, como el foro provincial de la Colonia Patricia, título que recibió la ciudad durante la dominación romana.
Samuel de los Santos, entonces director del Museo Arqueológico, y Félix Hernández fueron los directores de la excavación, en 1951. La interpretación de los restos que iban siendo descubiertos fue realizada por el arqueólogo Antonio García Bellido.

Plaza de la Corredera


Vista desde Arco Bajo
Martes, ‎26‎ de ‎mayo‎ de ‎2015
Plaza de la Corredera
La Plaza de la Corredera es uno de los lugares más emblemáticos de la ciudad de Córdoba. Esta plaza, única plaza mayor cuadrangular de Andalucía, se encuentra situada en el centro de la ciudad. Tiene su entrada y salida a través de los llamados Arco Alto y Arco Bajo.
Entre los edificios que dan forma a la plaza destaca el Mercado de Sánchez Peña o las Casas de Doña Ana Jacinta. El actual Mercado de Sánchez Peña sirvió de sede consistorial así como cárcel, hasta que en el siglo XIX, 1846, el empresario cordobés José Sánchez Peña, compró el edificio e instaló allí la más moderna industria de Córdoba con máquinas de vapor para crear una fábrica de sombreros, instalando a los obreros en la parte alta del inmueble donde tuvieron sus viviendas.
El espacio ocupado por la plaza ha sido profundamente remodelado con el paso del tiempo. La plaza ha sido utilizada con diferentes fines, principalmente festivos, tales como las corridas de toros de las cuales deriva el actual nombre de la plaza.
El 18 de diciembre 1981 fue declarada Bien de Interés Cultural.
Acera Norte
Origen

Construida en el emplazamiento que se cree que en su día ocupó parte del Circo Romano, este espacio fue profundamente remodelado con el paso del tiempo. La plaza ha sido utilizada con diferentes fines, principalmente festivos tales como las corridas de toros, organización de juegos de caña, etc., derivándose el actual nombre de la plaza de este hecho.
Situada fuera del núcleo principal de la ciudad romana, el actual emplazamiento de la plaza tuvo seguramente funciones festivas y de ocio para los cordobeses. Asimismo y bajo dominación árabe, la plaza pudo ser perfectamente un lugar de intercambios comerciales, dada la situación entre la Ajerquía y la Medina árabe, y tal y como había ocurrido en otras plazas castellanas. Independientemente de estos hecho se cree que hasta el siglo XV, la plaza de la Corredera fue una gran explanada extramuros de la Medina o ciudad alta cordobesa y que fue utilizada para intercambios comerciales. En el siglo XVI y con el interés de regularizar esa zona urbanística, se piensa en la construcción de una plaza cuadrangular que permita regularizar toda esta zona, reforzando el carácter comercial que iba trayendo desde siglos anteriores, por decreto del rey Carlos I que concedió la celebración semanal de un mercado en el año 1526.
Dada las dimensiones de la plaza de la Corredera, ésta fue utilizada en numerosas ocasiones para la celebración de todo tipo de actos, bien fiestas y homenajes, como la de las Navidades del año 1571, con motivo de la victoria de las tropas españolas sobre los turcos en la Batalla de Lepanto, así como para autos de fe como los realizados el 2 de diciembre de 1625, 21 de diciembre de 1627 y 3 de mayo de 1655 [1]. También fue utilizada como lugar de ejecuciones
Arco Alto




Descripción de la Plaza Primitiva.
Ya indicamos que a mediados del siglo XVI se ensanchó la plaza, y por el tiempo en que se verificaron las funciones descritas se le hizo una pequeña reforma que después ofreció grandes inconvenientes. El tramo desde la calle de Odreros al testero alto estaba completamente liso, sin puertas, rejas ni balcones, tanto que era conocido por "la Pared Blanca", contra la cual formaba la Ciudad unos andamios en todos los actos públicos, y durante siglos se colocaba el dosel de la presidencia hasta que, edificada la cárcel, su saliente balcón vino a cubrir aquel servicio. Entonces permitieron abrir algunas puertas en la Pared Blanca, con la condición de poderlas tapar en las fiestas públicas, y después los señores Angulos, dueños de aquellas casas, las edificaron de nuevo con multitud de ventanas, o sean tres galerías, con muchas columnitas que las dividían, pues las puertas que ostentan son del presente siglo. Por entonces pareció muy linda su decoración, y no dejó de pensarse en que estuviese igual toda la Corredera. Cárcel tenía un gran balcón en el centro, que al ser sustituido por el actual lo colocaron en la fachada de la casa de recreo de la huerta La Favorita o de Morales, en la sierra. 
Seguía el Pósito, útil establecimiento que se extinguió en la primera mitad de este siglo, y su edificio se enajenó en virtud de las leyes de desamortización. Su primitiva fachada era de las más bellas de Córdoba. Lucía en su primer cuerpo un juego de esbeltas columnas de mármol negro, sosteniendo una cornisa de lo mismo; sobre ésta, una galería con catorce ajimeces moriscos, divididos por lindas columnas de alabastro y con unos antepechos calados de primorosa labor, casi igual a una balaustrada con que concluía, teniendo varios pedestales ostentando, alternados, los escudos de España y Córdoba. Después se veía el mesón de la Romana con unas cinco varas de frente, formando esquina a la plazuela del Socorro, entonces del Hospital de los Ángeles.
Entre esta embocada y la calle del Toril o de los Toros estaba la iglesia del Socorro, tal como ya la describimos. Seguían dos o tres casas; en una de ellas habitaba el ejecutor de la justicia, y esto hacía que todos le llamasen el Rincón del Verdugo. Desde éste al Gollizno -nombre que daban a la entrada de la Espartería- había 33 casas desiguales en su altura y líneas de fachada, y por último, el testero alto describía dos curvas que eran conocidas por la Panza y el Codillo. En general, las casas formaban unos portalejos sostenidos por pilarotes de madera, de la que estaban también hechos los balcones o ajimeces. Los frentes eran llamados los Gualderos, y al alto le decían la Valla.

"Casa de Doña Ana Jacinta"

Construcción de la actual Plaza
La morfología actual, proviene del proyecto del arquitecto salmantino Antonio Ramós Valdés, quien bajo mandato del Corregidor Francisco Ronquillo Briceño, construyó un rectángulo semirregular de 113 metros de largo y 55 metros de ancho, en 1683. La obra, que tuvo como maestros mayores de la ciudad a Antonio García y Francisco Beltrán, tuvo un coste de 752.972 reales y 8 maravedises. La construcción no fue integral ya que se limitó a la fachadas de las mismas debido a la falta de fondos. Los dueños de las casas que daban a la plaza, fueron adquiriendo los metros de fachada que querían para sus correspondientes balcones.
Para ello derribaron la fachada primitiva del Pósito así como la Ermita de los Ángeles, creando las mismas de nuevo. Se inutilizó una calleja existente, la calle de Carreteras, construyéndose los arcos Alto y Bajo como entrada a la plaza.





domingo, 17 de mayo de 2015

Calle Agustín Moreno - Barrio de Santiago

Paseo por la calle Agustín Moreno, antigua calle del Sol. Calles con nombres tan evocadores como Calle del Viento, Tinte, Sol, Siete Revueltas, Aceite, Ronquillo Briceño, Ravé, Claustro, .... Una delicia el paseo por el Barrio de Santiago esta mañana.
Plano Barrio de Santiago
"Al extremo Sur de la Población y casi apartado de los demás de ella, se encuentra (dicho barrio), uno de los más cortos en extensión y vecindario intramuros. El vecindario en general es pobre, dedicados a las artes mecánicas o a las faenas agrícolas, aparte de algunos propietarios e industriales habitantes casi todos en la calle principal o sea la que llaman del Sol", por Teodomiro Ramírez de Arellano.
Calle Agustín Moreno
Su denominación es en memoria del sacerdote agustino. La calle del Sol fue una de las principales de la ciudad al ser una de las vías de salida de la parte levantina de la ciudad. Fue una de las calles principales de la novela La Feria de los Discretos de Pío Baroja, estableciendo en ella la casa del marqués, Palacio del Marqués de Benamejí. Durante la Edad Media y parte de la Edad Moderna, transcurría por ella la principal vía comercial de la ciudad: entraba la ruta por puerta Nueva y recorría, además de esta calle, las actuales calle Lineros, Lucano, Corregidor Luis de la Cerda para acabar en la puerta del Puente.
Palacio del Marqués de Benamejí 
Palacio construido en el siglo XVIII  situado en la calle Agustín Moreno y compuesto por una serie de construcciones de distintas épocas y periodos artísticos. Fue reformado en el año 1874 por Rafael de Luque cuando se produce una refachadización. Portada principal de piedra adintelada, coronada por el escudo de los marqueses de Benamejí. Encima de las ventanas de planta baja, se alterna el escudo de los Aguayo con el de los Bernuy.
 Calle Agustín Moreno
Al fondo, la Iglesia del Colegio de Santa Victoria es quizás el mejor ejemplo del neoclásico cordobés, construída a finales del siglo XVIII.
De planta circular, mantiene una majestuosa portada sostenida por seis columnas corintias adosadas descansando sobre un entablamiento poderoso. Con bóveda semiesférica, fue diseñada por el arquitecto francés Baltasar Drevetón

Fuente de los Jardines Campo Madre de Dios
La puerta de Baeza se situaba en la parte oriental de la ciudad, en el entorno de Campo Madre de Dios y en frente de la Iglesia Madre de Dios, en el inicio de la calle del Sol, actual Agustín Moreno, desde la zona Este de la ciudad.
Calle Agustín Moreno

El entorno de la iglesia de Santiago, en la antigua calle del Sol, ofrece una sucesión de detalles que cautivan al viajero observador. Como en otros muchos espacios con encanto hay que abstraerse del tráfico que baja desde el Campo Madre de Dios para que no enturbie las sensaciones.
La fachada de Santiago que mira a la calle Agustín Moreno no revela la presencia de un templo fernandino construido en los siglos XIII y XIV sobre una mezquita árabe, pues lo que se contempla es un austero pórtico de principios del XIX formado por tres arcos de medio punto y, junto a él, se eleva una insulsa torre rematada por espadaña dieciochesca. Para descubrir el genuino rostro de la iglesia hay que asomarse a la angosta calle del Viento, oficialmente dedicada a Ronquillo Briceño –el corregidor que emprendió la construcción de la Corredera–, y apreciar la fachada medieval, mejor si es por la tarde, en que el sol transmite un áureo resplandor a la piedra. Aquí se abre la portada de los pies, un arco apuntado rodeado de arquivoltas, y sobre él, un gran rosetón formado por arquillos de herradura entrelazados, que la angostura de la calle impide contemplar adecuadamente.
Aunque las reformas emprendidas en los siglos XVIII y XIX enmascararon el aspecto medieval del templo, hay dos detalles en el interior que el viajero debe apreciar: los arquillos del primitivo alminar, recuperados en la base de la torre, y la capilla de la Encarnación, hermoseada con sus bóvedas góticas. Despierta devoción popular el Cristo de las Penas, crucificado anónimo del siglo XV. Un azulejo colocado en el atrio se refiere a la concesión a este templo de las mismas “indulgencias y gracias espirituales que goza la sacrosanta iglesia de San Juan de Letrán de Roma”, por bula obtenida en 1827 “a expensas de la Exma. Sra. Doña María del Carmen Aguayos y Condesa de Villaverde, con el piadoso fin de promover la particular devoción que dicha Sra. tiene al Ssmo. Cristo de las Penas”.
Enfrente de la iglesia, la calle Siete Revueltas, que zigzaguea al encuentro del barrio de San Pedro, enmarca el soberbio ciprés que escala el cielo desde el patio de la cercana Casa de las Campanas, rescatada por los Amigos de los Patios Cordobeses.
A poca distancia de la iglesia se extiende, en la misma acera, la plaza de Valdelasgranas, un cuadrilátero peatonal redimido por Vimcorsa del vulgar abandono. Una farola fernandina de tres brazos se alza en el centro geométrico del pavimento, cuyo enchinado dibuja cuatro cuadrículas con desvaídas palmeras. En tres de los lados se alinean los bancos de hierro en alternancia con naranjos, mientras que en la vertiente de la calle las cadenas defienden el carácter peatonal de la plaza. Ocupa la vertiente frontal la austera fachada de la antigua casa de los Caballeros de Santiago, hoy colegio público del mismo nombre, que conserva en dos de sus patios vestigios mudéjares de finales del siglo XIV, como arcos lobulados y angrelados sobre pilares de ladrillo.
Otro lujo arquitectónico de la plaza se levanta al otro lado de la calle, y es el antiguo palacio de los Marqueses de Benamejí –un edificio del siglo XVIII cuya fachada fue renovada en 1874 por el arquitecto Luque y Lubián–, descrito por Pío Baroja en La feria de los discretos como palacio del marqués de Tavera en la ficción: “Cinco balcones salientes, encuadrados por una gruesa moldura, con sus hierros llenos de adornos y sus pomos de cobre, se abrían en la fachada de piedra amarilla y porosa. En el balcón central, de más vuelo, se erguían a un lado y a otro dos pilastras con un tímpano encima, en medio del cual campeaba un escudo medio borrado; en la balaustrada, los hierros, ya carcomidos, se retorcían en complicados dibujos. En la planta baja, cuatro grandes rejas rasgaban las espesas paredes del caserón, y en medio se abría la gran puerta, cerrada por un portón macizo, claveteado y con un ventanal de cristales en lo alto, en forma de abanico”.
En lo esencial, la descripción de Baroja permanece vigente, salvo el número de balcones y ventanas, que la ampliación del edificio llevada a cabo en los años setenta para adaptarlo a nueva Escuela de Artes y Oficios, amplió por la derecha, reproduciendo la fachada original. En el interior, cautivan sus dos patios, que no han perdido el antiguo aire señorial.
El hastial y la espadaña de la antigua iglesia conventual de Madre de Dios cierra, al fondo, el paisaje urbano de la calle, que se despide con un jardín y una fuente barroca de piedra en el lugar donde que se alzó la antigua Puerta de Baeza.
 

sábado, 16 de mayo de 2015

Fuente Puerta de Baeza - Campo Madre de Dios



Descripción
Se encuentra Extramuros de la ciudad en el llamado Campo de Madre de Dios, hoy Puerta de Baeza, se encuentra situada una fuente de bella factura construida en el año 1748 siendo Corregidor de la ciudad D. Fernando Valdés Quirós.
También es conocida como Fuente del campo Madre de Dios.
Estaba abastecida de agua de la llamada de La Palma procedente de los manantiales del arroyo Pedroches y dotada de 9 1/2 pajas de agua “bien cumplidas” según el informe emitido en 1770 por Francisco Bonilla maestro cañero de la ciudad por mandato de la Junta de Propios que se celebró en la ciudad el 9 de Octubre de 1770.
 

Descripción arquitectónica
Es de estilo Barroco y está compuesta por un pilar rectangular que también servía de abrevadero, en cuyos lados menores de forma curvilínea, se hayan adosadas las pilastras de sección cuadrada profusamente labradas a modo de placas en sus cuatro caras y rematadas por una especie de pináculos cuatrifontes formados por cuatro mascarones labrados en la piedra. En los lados interiores hay talladas dos semiesferas en las que está instalado el caño metálico por donde se vierte el agua al pilar.
En el centro se haya un fuste o pedestal octogonal hasta cierta altura por encima del nivel del agua y de forma octogonal abalaustrada terminando en capitel también octogonal no muy alto en donde comienza una pileta cóncava de planta octogonal con cuatro mascarones adosados en los que se alojan los caños que vierten agua al pilar principal.
Por encima de la pileta continúa el fuste central en forma de octógono con cuatro caños que vierte agua a la pileta.
Toda la fuente está construida con piedra gris de la ciudad excepto cuatro escudos embutidos en las cuatro caras de las pilastras laterales que son de mármol blanco así como los pináculos de remate de las susodichas pilastras.
 

Antecedentes históricos
En 1728 siendo Corregidor D. José Bustamante Loyola, los Sres. Juan Antonio Camacho como maestro de obras de la ciudad, Rafael López Madueño y Luis de Aguilar Ariza maestros del arte de albañilería y Alarifes de esta ciudad, diseñaron la fuente que en su día se colocaría en la Carrera de la Fuensanta para la que hicieron las trazas y dispusieron de todo lo necesario para su construcción con un coste de 3000 reales de vellón.
Según las trazas de las citada fuente, esta no fue la que al final se hizo ya que se trataba de un pilar a dos caras mucho más pequeño que el que finalmente se colocó.
La actual, en un principio se construyó más arriba de donde está actualmente. Según alguna fotografía, seguramente estaba delante de las antiguas lonjas y en donde hoy pasa la carretera. En el año 1959 se trasladó al jugar que hoy ocupa.

Aspectos culturales y etnográficos
Se sabe que el 31/07/1836, año de sequía como muchos que hubo y hay en Córdoba D. José Salinas (Alcalde de la ciudad) dio orden al visitador de consumos para que desde esa misma noche, permaneciera abierto hasta las nueve el portillo de Baeza para que los vecinos pudieran surtirse de agua de la fuente sin tener que ir a la más próxima situada en San Pedro.

Otra información
Forma parte del catálogo de bienes protegidos del conjunto histórico de Córdoba con la identificación H-14. 

Nombre del autor/es y fecha de la ficha
J. Béjar García
28-11-2013

Fuente
http://www.conocetusfuentes.com
Manantiales y Fuentes de Andalucía

viernes, 15 de mayo de 2015

Monumento al Gran Capitán

 El Monumento al Gran Capitán es una obra dedicada a Gonzalo Fernández de Córdoba "El Gran Capitán" en la ciudad de Córdoba, (España). Se trata de una escultura ecuestre en bronce, con excepción de la cabeza, labrada en mármol blanco.
Historia
Desde finales del siglo XIX el Ayuntamiento de Córdoba venía pensando la posibilidad de erigir un monumento en conmemoración del Gran Capitán, fundamentalmente debido a la avenida que venía realizando en la parte oeste de la ciudad. Una vez inaugurado el primer tramo de la Avenida del Gran Capitán el 5 de junio de 1907 se recuperó el empuje inicial del proyecto, fundamentalmente porque en el año 1915 se conmemoraba el IV Centenario de la muerte del Gran Capitán.
De esta manera y siguiendo el modelo empleado en Madrid de la apertura de una suscripción popular para sufragar los gastos del Monumento a Emilio Castelar, Antonio García Pérez, capitán y profesor de la Academia de Infantería de Toledo, comenzó un alegato reclamando para Córdoba la celebración del Centenario encontrándose entre otras, la colocación de un monumento en la intersección de la Avenida del Gran Capitán y la creación de una comisión que se encargara de la construcción del mismo. De esta manera el 24 de junio de 1909 se aprueba por parte de la Comisión Ejecutiva del "Proyecto de Monumento al Gran Capitán" que se le ofrecía a Mateo Inurria.
Los siguientes años fueron de trabajo por parte de Mateo Inurria en el monumento mientras que desde la Comisión, no se volvía a tomar con insistencia en el tema, hasta la confirmación de la celebración del IV Centenario de la muerte del Gran Capitán en Córdoba. De esta manera, el 4 de enero de 1915 se abre la suscripción popular promonumento y el alcalde de la ciudad firma con el escultor, el 13 de febrero por la cual se quedaba el precio fijado en 100.000 pesetas que se le harían efectivas en tres plazos.
El Ayuntamiento de Córdoba, el ejército, donaciones individuales, donaciones de asociaciones culturales, así como Ayuntamientos de la provincia, fueron los que suscribieron en su mayor medida la propia suscripción. Sin embargo, la suscripción popular nunca llegó a sumar las 100.000 pesetas, lo que hizo que se creara una subcomisión para conseguir más fondos, objetivo que no llegó a buen puerto. A pesar de que el 2 de marzo de 1915 comienzan los trabajos de cimentación del monumento que no pudieron continuarse debido a la no recaudación de fondos.
En 1920, se renuevan los deseos del Ayuntamiento por conseguir la erección del monumento, pero de nuevo la escasez de fondos por parte del consistorio hizo que pasaran los años sin que pudieran conseguirse los fondos necesarios. De esta manera, y hasta la llegada del año 1923, no se pudieron conseguir los fondos necesarios para poder costear el monumento. De esta manera se inaugura el 15 de noviembre de 1923, situándose originalmente en el cruce de la Avenida del Gran Capitán y de Ronda de los Tejares.
Sin embargo, el paso de los años había hecho que la configuración de la Avenida de Canalejas hubiera cambiando radicalmente, por lo que el arquitecto municipal Félix Hernández elaboraba un proyecto en la nueva Plaza de las Tendillas, para la incorporación del monumento. De esta manera en el año 1927 se trasladaba a la Plaza de las Tendillas, contando con la oposición vecinal que no aprobó el cambio de ubicación.
Durante el siglo XX hubo diferentes reformas de la fuente que rodea al monumento, siendo la actual, la reforma del año 1998.
En octubre de 2003, el monumento sufrió una profunda restauración donde se le aplicaron barniz y capas de protección, con un coste en la intervención de 27.106 euros, con cargo al Plan de Excelencia Turístico. El día 23 de diciembre de 2003 se reinaugura por parte de Rosa Aguilar.

Leyendas
Una de las más extendidas leyendas que circulan en Córdoba sobre el monumento al Gran Capitán, trata sobre la cabeza que incluye la estatua es la cabeza del torero Lagartijo. Nada más lejos de la realidad. El profesor Ramón Montes señaló la causa de la diferencia material y cromática entre la cabeza y el resto de la escultura:
"La figura ecuestre está realizada en bronce, a excepción de la cabeza que es de mármol blanco. Recurso éste, que utilizó Inurria para contrastar y darle una más genuina expresión. En base a este hecho, existe un bulo según el cual la cabeza del Gran Capitán es la de Lagartijo. Nada más lejano a la realidad. Existen expuestas ambas cabezas, en bronce, en el Museo de Bellas Artes, en donde puede comprobarse el error".
Página 386, tomo III de la obra CORDOBA, editorial GEVER, 1988.
En la misma línea se manifestó José María Palencia Cerezo en uno de los más completos estudios realizados hasta la fecha sobre el monumento:
"(...) no existe al respecto ningún tipo de testimonio documental ni literario que pueda llevar a plantearlo. En segundo, porque sobre el particular nada se recoge en el contrato firmado en 1915 con el Ayuntamiento de Córdoba. Y por último, porque de haber procedido en tal sentido, Inurria hubiera navegado contracorriente, convirtiendo una de sus obras más emblemáticas en un pastiche sin sentido de época"
El Gran Capitán de Córdoba a Italia al Servicio del rey. En el capítulo El Monumento al Gran Capitán de Córdoba. José María Palencia Cerezo.
En realidad, el modelo para la cabeza fue un organista de la Iglesia de San Nicolás.

sábado, 9 de mayo de 2015

Cuesta del Bailío - Centro Histórico de Córdoba

La Cuesta del Bailío (1) fue históricamente una de las comunicaciones de Córdoba entre la ciudad alta (Medina o Villa) y la baja (Axerquía) que atravesaba la muralla de origen romano. Hasta 1711 hubo un Arco que dio nombre a esta zona (Arco o Portillo de Corbacho). La Cuesta del Bailío comienza en la calle Carbonell y Morand discurriendo hasta la calle Alfaros. De los escalones que posee, 31 tienen el firme achinado, con dibujos decorativos, llegando a la bifurcación, donde se encuentra una fuente.
Al fondo se divisa la Casa del Bailío, con bella fachada renacentista, nombrada así por el cargo que ostentaba su dueño y que da nombre a la cuesta, comunicando con la plaza de Capuchinos y con el Cristo de los Faroles.
La casa palaciega situada en la parte alta de la Cuesta, que fue de los Fernández de Córdoba, por una dignidad de esta familia (Bailío) dio nombre definitivo a esta casa. Dicha casa (portada de Hernán Ruiz II), es un buen ejemplo de la arquitectura cordobesa del siglo XVI al siglo XVIII.

(1) En un principio, el bailío o baile era un agente de la administración real o señorial en un territorio determinado. El de categoría superior era "gran bailío de espada", que administraba justicia en nombre del rey o de un señor. Era el representante de la autoridad del rey o del príncipe, encargado de hacer aplicar la justicia y controlar la administración en su nombre.
Las tierras bajo la jurisdicción de un bailío se llamaron bailiaje, bailiazgo o bailía.